Quisiera iniciar con una fábula cuyo autor es anónimo pero que expresa de manera gráfica la lucha de nuestros días entre la verdad y la mentira y la importancia de formar en nuestros estudiantes, desde pequeños, una buena conciencia.
“Cuenta una leyenda que un día la verdad y la mentira se cruzaron:
– Buenos días- dijo la mentira.
– Buenos días- contestó la verdad.
– Hermoso día- dijo la mentira.
Y la verdad, miró al cielo y ojeó el horizonte para ver si era verdad… Y sí, lo era.
– Hermoso día- contestó entonces la verdad.
– Aún más hermoso está hoy el lago- dijo la mentira.
Y la verdad, miró hacia el lago para convencerse de que era verdad… Y sí, lo era.
– Cierto, está más bonito- dijo entonces la verdad.
Y la mentira, corriendo hacia el agua, dijo:
– ¡Vayamos al agua a nadar! ¡El agua está mucho más hermosa!
La verdad se acercó con prudencia al agua, la tocó con la yema de los dedos, vio que sí, el agua estaba más hermosa, y decidió creer a la mentira y seguirla.
Ambas se quitaron la ropa y se lanzaron al agua. La verdad y la mentira estuvieron nadando un buen rato, muy a gusto, hasta que la mentira salió y se puso la ropa de la verdad. La verdad, incapaz de ponerse la ropa de la mentira, comenzó a caminar desnuda por la calle y todos se horrorizaron de verla.
Así es cómo, desde entonces, la mayoría de personas prefieren ver la mentira disfrazada de verdad que la verdad al desnudo”.
Todos los días tenemos que tomar decisiones, ante diversas situaciones que nos presenta la vida, en las que nuestra conciencia nos ayuda a discernir y elegir lo mejor. Quién de nosotros no se ha enfrentado al dilema entre ser sincero y “meternos en un lío” o maquillar la verdad con una “mentira piadosa”.
Guiarnos por la mentira a veces nos lleva a lograr cosas que no queríamos. En ocasiones nos envuelve en una gran bola de mentiras que se van haciendo más y más grande. O simplemente no nos damos cuenta que la mentira camuflada nos hace daño por dentro.
Qué hacer para formar una buena conciencia, cabe recalcar, que es un trabajo de toda la vida, pero debe iniciar desde los primeros años de la niñez y seguir trabajándola internamente en cada momento.
Habla de todo esto con tu hijo, y ayúdale a recapacitar sobre la importancia del valor de la sinceridad. Apuesta por la verdad siempre, aunque tengas que explicarle que siempre se encontrará con algunas excepciones…
No olvides nunca el valor de la prudencia: Léele cuentos y fábulas que ejemplifiquen los riesgos de ser un niño imprudente, los daños que se pueden causar a sí mismo y a los demás.
Recuerda que la empatía también es necesaria para vivir con prudencia. Si enseñamos a nuestros estudiantes a ponerse en el lugar del otro, actuarán teniendo en cuenta a los demás.
Finalmente, haz un ejercicio con ellos antes de dormir, cuando hagas su oración de la noche invítale a pensar cómo obró hoy con sus compañeros, cómo los trató, si fue responsable con sus tareas y deberes, si ayudó a alguien que lo necesitaba y si fue agradecido. Esto se llama examen de conciencia y ayuda a formar siempre una buena conciencia.
Como conclusión les invitamos hablar y trabajar en nuestros hijos su buena conciencia para que ella sea el faro que los ilumine en momentos de más oscuridad.