Ausubel (psicólogo y pedagogo estadounidense de gran importancia para el constructivismo) caracterizó el aprendizaje significativo cómo “el proceso según el cual se relaciona un nuevo conocimiento o una nueva información con la estructura cognitiva de la persona que aprende de forma no arbitraria y sustantiva o no literal” ello implica, reconocer en los estudiantes aquellos aspectos conceptuales y figurativos que representan sus juicios (preconcepciones), frente a un fenómeno, un planteamiento, una hipótesis o la visión misma de teorías científica estás ya más complejas y estrictas.
Es decir, no se asume al estudiante como un lienzo en blanco, sino cómo un potencial agente en el proceso de enseñanza, ya que se toman elementos que el individuo reconoce, para establecer nuevas y mejores estructuras cognoscitivas.
Por ello, en el laboratorio de ciencias potencializamos el uso de los recursos de manera qué, optimizando estrategias de aprendizaje basadas en la experiencia, permitimos a nuestros estudiantes: el reconocimiento u observación de un fenómeno; preguntas que deriven en la formulación de hipótesis; extraer y organizar resultados; comprobar hipótesis y concluir acerca de un fenómeno determinado.
Ceñido a los objetivos de aprendizaje que establece el MEN (ministerio de educación nacional), luego de esclarecer con el grupo de trabajo las competencias a desarrollar en un periodo académico, se propone en conjunto con los actores de clase y partiendo de sus intereses, experiencias didácticas en el laboratorio que contribuyan a consolidar: el aprendizaje representacional – donde se establece la asociación entre el símbolo y el objeto – el aprendizaje de conceptos – donde ocurre la abstracción de atributos del referente conceptual – y el aprendizaje proposicional – en donde convergen la representación del concepto y el contexto como un todo.
Así pues, la explicación de fenómenos científicos en un nivel escolar, reconociendo el laboratorio como un lugar donde es permitido (y sobre todo necesario) proponer alternativas para la resolución de problemas “in situ”, surge como herramienta que permite la unificación y organización del conocimiento, la comprensión de fenómenos científicos y la proposición, a la vez que reconoce al estudiante como participe de su mismo proceso de aprendizaje.
En conclusión, el laboratorio de ciencias del GCO es el escenario con el potencial ideal para reconfigurar las estructuras lógicas desarrolladas del estudiante, su andamiaje conceptual y sus conexiones intrínsecas, además de desarrollar criterio en la búsqueda de respuestas, sin mencionar su potencial para el trabajo cooperativo y la participación de la sociedad toda vez que se democratice su buen uso.