Al regresar al colegio, luego de un 2022 que se caracterizó por sensaciones muy diversas ocasionadas por la ¨postpandemia¨, ¨virtualidad¨, ¨blended¨, ¨Incertidumbre¨ iniciamos el 2023 con ¨metaverso¨, ¨Inteligencia Artificial¨, ¨Realidad Extendida¨ o ¨Tecnologías Asociadas¨.
En diversos encuentros con padres y educadores en nuestras conversaciones se respira en el ambiente la creciente necesidad de definir retos y futuros de la educación. Se habla entonces entre tinto y tinto con cierta consistencia del cambio climático, de empleabilidad y crecimiento económico, de transformaciones sociales. No es tan claro cuando, en un predecible giro, de finalidades se trata… Las palabras sostenibilidad, educar en la ciudadanía global, formar competencias laborales entre otras, más o menos conocidas, más o menos difundidas en redes. Lo anterior se soporta en cientos de noticias y artículos muy, muy breves extraídos de los celulares sobre aquello que debería ser tenido en cuenta por los colegios a saber: La certificación en esto, la pertenencia a tal o cual organización que es innovadora en aquello, la creación de aulas y modelos especializados y exclusivos en alianza con… parecen viables y simples soluciones a los complejos problemas inherentes.
Al parecer, el 2023 adviene fuerte con centenas de posibilidades, decenas de desarrollos educativos, miles de propuestas novedosas. A la par, el susurro constante de la pregunta ante el sorprendente y apasionante ChatGPT: ¿Qué es lo esencial, lo irrenunciable, aquello que da sentido perenne a la labor diaria, sostenida, cuidadosa de educar? Este año será la cuestión rectora en nuestro Liceo en la que inicialmente invitamos al lector participar activamente en el siguiente Link:
Participa | Unesco Futures of Education