Bienestar y Aprendizaje: Dos pilares indispensables en la educación del siglo XXI
Lo que al principio parecía una tendencia, hoy es el deber ser de la educación: Acompañar los procesos de enseñanza-aprendizaje con un sistema que propicie el bienestar es un mundo en cómo educamos hoy.
Aprendemos más y aprendemos mejor cuando estamos bien. Esto es bien conocido desde hace muchos años por los líderes de la educación global y las instituciones que velan por esta. Sin embargo, la mirada que se ha tenido sobre el bienestar para el fomento de la educación ha estado en un proceso de transformación en sus aproximaciones.
Si bien, todavía se relaciona mucho el bienestar educativo al tema de salud y nutrición, hoy vemos que el bienestar es un conjunto sistémico de acciones y herramientas que nos brindan un ambiente apropiado para desarrollar las capacidades que exige hoy la educación. Antes, también se conocía el bienestar de manera externa y en tiempos esporádicos, un agente tercero daba bienestar en solo ciertos momentos. Ahora, se entiende el bienestar como una constante que sé cocrea en comunidad.
¿Qué aspectos brindan bienestar educativo?, ¿A qué se refieren específicamente los términos felicidad y satisfacción en el entorno educativo? ¿Por qué es Importante no solo el éxito académico, sino también el desarrollo integral de los estudiantes en aspectos emocionales, sociales y físicos?
Aquí algunas sugerencias para lograr un Bienestar Educativo Sistémico Exitoso:
Promover un ambiente positivo:
-Fomentar relaciones positivas entre estudiantes, maestros y personal escolar.
-Crear un entorno inclusivo y respetuoso que celebre la diversidad.
Apoyar la salud mental:
-Implementar programas de salud mental que incluyan orientación y apoyo psicológico.
-Sensibilizar a maestros, estudiantes y padres sobre la importancia de la salud mental.
Incorporar la educación emocional:
-Introducir programas que enseñen habilidades emocionales y sociales.
-Integrar actividades que promuevan la empatía y la autorregulación emocional.
Fomentar la participación de los padres:
-Involucrar a los padres en la vida escolar y en el proceso educativo.
-Establecer canales de comunicación efectiva entre la escuela y los padres.
Ofrecer apoyo académico:
-Implementar programas de tutoría entre estudiantes.
-Proporcionar recursos y apoyo adicional para estudiantes que lo necesiten.
Incorporar tecnología de manera educativa:
-Utilizar la tecnología para mejorar la enseñanza y el aprendizaje.
-Garantizar el acceso equitativo a recursos tecnológicos para todos los estudiantes.
Fomentar la participación activa:
-Promover la participación en actividades extracurriculares.
-Organizar eventos y proyectos que estimulen el interés y la participación de los estudiantes, familias y colaboradores de la comunidad educativa.
Implementar prácticas pedagógicas efectivas:
-Utilizar métodos de enseñanza que estimulen la participación y el interés.
-Personalizar la enseñanza para adaptarse a diferentes estilos de aprendizaje.
Desarrollar habilidades socioemocionales:
-Integrar programas que promuevan habilidades como la resiliencia, la perseverancia y la autoeficacia.
-Enseñar a los estudiantes a manejar el estrés y a establecer metas realistas.
Evaluar y ajustar constantemente:
-Recopilar retroalimentación de estudiantes, familias y colaboradores de la comunidad escolar.
-Realizar evaluaciones periódicas del bienestar educativo y ajustar las estrategias según sea necesario.
Bajo estos parámetros y transformaciones de las que se hablan en este texto, los colegios, proyectos educativos e instituciones educativas, han venido adaptando las experiencias educativas y procesos de enseñanza-aprendizaje a estas necesidades.
Sin embargo, a pesar de lo importante y trascendental que es, no todas las instituciones logran hacerlo de manera exitosa, ni tampoco todas han logrado adaptarlo y apropiarlo a sus modelos educativos. Es por esa razón que cobra cada vez mayor relevancia pasar de ser una tendencia a ser una exigencia y se reconoce a aquellos que lo han logrado de manera satisfactoria.
En Colombia y Latinoamérica, los establecimientos educativos que han logrado esa implementación, acoplamiento y apropiación de este propósito, son reconocidos por Certificaciones Internacionales que valoran esta importante labor. Es el caso por ejemplo de Great Place to Study quienes evalúan diferentes componentes para identificar el factor bienestar. Para 2023, Revista Semana resaltó aquellos colegios en el país que destacaron en este propósito.
La promoción del bienestar no solo beneficia a los estudiantes, sino que también crea un ambiente positivo para los educadores y el personal escolar. Un equipo comprometido y motivado contribuye significativamente a la calidad de la enseñanza y al éxito del proceso educativo. En un mundo cada vez más complejo, necesitamos fomentar no solo el conocimiento, sino también las habilidades socioemocionales que cultivarán líderes, ciudadanos responsables y seres humanos compasivos. Trabajemos juntos para reforzar el bienestar educativo, construyendo un legado que trascienda las aulas y enriquezca la vida de cada persona.