Colegio Rochester, el primer colegio de América Latina en obtener la recertificación LEED Platino.
Esta es la certificación más alta que otorga el Consejo de Construcción Sostenible de Estados Unidos.
El Colegio Rochester, cuya sede en Chía acaba de cumplir 10 años de construida, fue recertificada por el Consejo de Construcción Sostenible de Estados Unidos con la más alta calificación en materia de sostenibilidad a nivel mundial. La institución había obtenido en dos ocasiones la certificación LEED GOLD y, ahora, consigue por segunda vez la certificación LEED Platino, la que lo convierte en el colegio con mayor visión y compromiso con la sostenibilidad y el medio ambiente en América Latina.
“Ningún otro colegio de la región ha logrado no solo esta altísima calificación sino además conservarla en las categorías de operación y mantenimiento”, afirma Jorge Quintero, director de Sostenibilidad del Colegio Rochester.
“Nuestro compromiso ha sido brindar un campus sostenible, saludable y resiliente para todos los usuarios. Nos propusimos trabajar a toda marcha para ser los primeros en retornar a la presencialidad durante la contingencia global por el COVID19 y lo logramos, asegurando a estudiantes y colaboradores espacios con alta calidad de aire interior, gracias a nuestro sistema de ventilación, que no solo mantiene el entorno libre de virus y enfermedades, sino que, gracias a la circulación de oxígeno, fomenta el desarrollo cognitivo”, comenta Juan Pablo Aljure, presidente del colegio.
Por otro lado, comprometidos con las metas nacionales en la ruta de la descarbonización, el colegio, en su desempeño energético, logró ahorros del 70% gracias al aprovechamiento de la energía solar limpia. Además, con el programa Siembra Vida, Siembra Árboles, ha logrado la reforestación de varios territorios de Chía, y la protección de otros ecosistemas, como el del oso de anteojos en Chingaza y el mico tití cabeciblanco en Montes de María.
Otros de los puntos que se tuvieron en cuenta a la hora de recibir la recertificación fue la utilización de maderas extraídas de bosques sostenibles para la fabricación de mesas, sillas y muebles; pegantes, pinturas y otros materiales libres de ingredientes tóxicos; salones y recintos con importantes fuentes de luz natural; y el buen uso de los desechos orgánicos y recursos hídricos. El colegio cuenta con huerta, compostera y planta de tratamiento de agua residual, entre otras.
“Somos una comunidad que asumimos el reto de transformar la sociedad, educando ciudadanos sistémicos que conviven y aprenden en un campus sostenible y saludable y que es, a la vez, un libro vivo del que nuestros estudiantes pueden aprender”, concluye Juan Carlos Franco, CEO.