La pasión por comprender, una interminable diversión

En Julio de 2019 estuve frente a una reliquia de la física moderna, una cápsula metálica donde cabrían varias personas, su nombre es Gargamelle. Ventanillas circulares permiten echar una ojeada al interior. Está en uno de los jardines del CERN, el centro de investigación en física más grande del mundo, en donde me encontraba haciendo uno de sus programas para profesores.

La pasión por comprender, una interminable diversión

El siglo pasado la física se encontró con el problema de detectar partículas que son tan pequeñas y existen por tiempos tan cortos que la sola idea de verlas resulta imposible. Entonces cambiaron el enfoque y obligaron a estas partículas a dejar un rastro para estudiarlas.

En las condiciones correctas, las partículas subatómicas dejan estelas de burbujas durante los breves momentos en que existen, como los aviones en el cielo. Gargamelle permitió tomar fotos de estos rastros de burbujas. Kilómetros de negativos fueron procesados y en ellos encontramos respuestas que explican la manera en que en este momento entendemos las partículas fundamentales que componen la materia.

Lo único que opaca la magnitud del esfuerzo que implicó Gargamelle es la inmensidad misma de los experimentos actuales del CERN (¡27 km entre Francia y Suiza!) y sus resultados son procesados en tiempo real por una de las redes de datos más grandes y complejas del mundo. Es entonces cuando uno empieza a entender la pasión detrás de la comprensión de la física.

La curiosidad que tienen los físicos es la raíz que alimenta la capacidad de desarrollar tecnologías que van más allá de la imaginación. Ruby Payne-Scott fue clave en la medición de algo tan lejano y complejo como las explosiones solares y Einstein consiguió visualizar un experimento que demostraría que la mecánica cuántica no era correcta (un experimento genial que irónicamente no le dio la razón) a pesar de que la tecnología para hacerlo ni siquiera existía.

Aunque muchos piensan que todos estos experimentos son solo para científicos, cada vez que la torre de control de un aeropuerto nos mantiene a salvo o miramos el celular, se debe a que estos increíbles científicos retaron los límites de la medición iniciando el desarrollo de estas tecnologías.

Así, desde las bases del internet, pasando por los grandes avances en almacenamiento de información, hasta las cámaras digitales, estamos rodeados de la evolución de lo que en un momento fue un experimento de física.

Cómo profesora de física en el Colegio KSI Bogotá, me he preguntado qué es aquello que debo garantizar que todo estudiante guarde en su espíritu por el resto de su vida. Podría ser la capacidad de realizar mediciones cuantitativas en un mundo cualitativo, como encontrar cualquier posición en la Tierra, desarrollada en la unidad “llegando a la Luna” en grado 9, por la que podemos usar el GPS a diario.

También podría ser la habilidad de entender cómo la naturaleza mejora la vida; como la comprensión del uso de las gafas y los rayos X que estudiamos en grado 8 en las unidades de física médica… y sin embargo creo que la comprensión de todas las aplicaciones de la física tampoco es aquello que quiero que se lleven mis niños a toda costa.

Me quedo con el gusto de pensar en cómo resolver un problema o explicar una observación. Ese gusto por asombrarse al entender cómo la luz cambia de dirección en un lente o cómo se mueven las nubes en el cielo por el cambio de presión. Me quedo con la satisfacción de ver a mis estudiantes entendiendo cómo pudimos descubrir que un átomo, que jamás podremos ver, tiene un núcleo tan pequeño, pero tan denso que los números que lo describen difícilmente nos caben en la cabeza.

Estoy convencida de que este interés por dejar que las cosas sencillas de la vida nos sorprendan y nos lleve a hacer preguntas es de lejos la habilidad más valiosa que desarrollan mis estudiantes, y aunque este interés hace parte de todas las materias del bachillerato internacional, que enseñamos en KSI en grados 10 y 11, pienso que la perspectiva que da la física, le otorga a su aprendizaje una luz de encanto que no se encuentra en las demás materias.

Esta certeza ha hecho de mí una apasionada de esta ciencia y su enseñanza. Un amigo físico dijo en estos días que retaría a un duelo a quien se atreviera a dudar de mi amor por esta ciencia, y entonces encontré el último eslabón de esta reflexión sobre qué le deja la física a quienes la estudian: una interminable fuente de diversión, porque mientras se tengan las gafas de la física puestas, todo lo que vemos a nuestro alrededor es una respuesta y una pregunta que nos urge entender.

Acerca del Knightsbridge Schools International

Institución educativa privada, ubicada en la ciudad de Bogotá, mixta, bilingüe, calendario B, fundada en 2012. Su lema “Be all you can be” – “Ser todo lo que puedas ser”, evidencia su creencia en la grandeza y capacidad de todos los seres humanos. Tiene como objetivo formar ciudadanos globales que se conozcan, sean felices, desarrollen proyectos de vida que les brinden satisfacción, y que aporten a la comunidad.