Si tienes un hijo adolescente seguro que has notado cómo está muy pendiente de su propio comportamiento, esto pasa porque siente que sus acciones son el foco principal de atención de los demás.
Y es que, en la mente adolescente, todos los demás están pendientes de lo que hacen, dicen, de cómo se muestran y se comportan en consecuencia; muy pendientes de su aspecto físico, de lo que publican en redes sociales, de lo que dicen o hacen, etc.
Este fenómeno psicológico ha sido descrito por el psicólogo David Elkind en 1967 y estas son algunas claves para ayudar a nuestros hijos adolescentes a que este sesgo no les impacte tanto.
La audiencia imaginaria: cuando los adolescentes creen que todos están pendientes de ellos
El psicólogo David Elkind (Michigan, EEUU, 1931) describe este fenómeno junto a otro: el de la fábula personal; la creencia del adolescente de que es un ser único en el mundo y de que nadie puede entenderlo.
En el caso de la audiencia imaginaria, ésta se define como aquella obsesión, o fijación, en el adolescente, por la imagen que los demás poseen de él. Se traduce también en la creencia de que todo el mundo les observa (“su audiencia”), y se fija en lo que hacen, los miran, etc. Decimos imaginaria, no porque esas personas de su mundo no existan, sino porque en realidad, no están tan centradas en ellos como realmente piensan.
Así, el adolescente piensa, y siente, que está bajo observación constante y cercana por parte de sus compañeros, familiares y hasta extraños. Como si viviera en una especie de reality show y él fuera el actor principal.
¿Cómo les afecta la audiencia imaginaria?
A través de este fenómeno, que se fundamenta en el egocentrismo propio de la adolescencia, los adolescentes están más pendientes de lo que dicen, piensan o se imaginan de ellos, que de su propio autoconcepto (cómo se ven a sí mismos).
Y es que, aunque esto puede hacerles daño, es precisamente esa “audiencia” la que configura y alimenta su propia autoestima. De esta forma, y aunque habrá excepciones, les interesa más gustar a los demás que gustarse a sí mismos (de hecho, que se gusten a sí mismos depende en gran parte de lo primero).
A su vez, esta audiencia imaginaria les hace manifestar o desarrollar una serie de comportamientos o ideas, como:
- Una mayor conciencia de sí mismos.
- Distorsiones de los puntos de vista de los demás.
- Tendencia a la conformidad (acaban aceptando el punto de vista de la mayoría).
Un impacto en sus decisiones diarias
Además, este fenómeno tiene un impacto en sus decisiones diarias, que acaban configurando la forma en la que se presentan al mundo; así, escogen deliberadamente cómo se visten, cómo se peinan, sus accesorios, su lenguaje, sus gustos musicales…
Y pueden llegar incluso a cambiar su comportamiento y a mostrar conductas de riesgo para satisfacer y/o ser admirados por esa audiencia. Aquí entraría también el fenómeno de la presión grupal.
Las redes sociales: el poder de los likes
Este fenómeno psicológico puede también trasladarse al ámbito de las redes sociales. Esta herramienta de entretenimiento también la utilizan los adolescentes para mostrarse al mundo, a través de la cual conciben esa audiencia virtual.
Esta audiencia genera en ellos un estado continuo de sentirse el centro de atención. Y esto hace que los adolescentes estén muy pendientes de (y pongan mucha atención y cuidado a):
- Lo que publican en las redes sociales (especialmente, las fotos que suben; que salgan bien y guapos, que se vean “felices” y seguros de sí mismos, viviendo experiencias exóticas y divertidas, con muchos amigos, etc.).
- Lo que comentan a otros usuarios (y otros usuarios entre ellos).
- Los likes que reciben y que dan (para ellos, es una “forma” de medir su autoestima, y simplificándolo mucho, más likes supone más autoestima, aunque sea una autoestima superficial).
- Quién tiene más likes de sus amigos.
A través de las redes sociales, muestran constantemente el exterior cómo están, cómo son, cómo visten, cómo piensan, porque en cierta manera, necesitan ser vistos y reconocidos. Aunque estas redes se conviertan a menudo en un escaparate donde la naturalidad (o la realidad misma) brillan por su ausencia.
¿Cómo lidiar con este fenómeno psicológico?
No hay una fórmula mágica para lidiar con este sesgo en los adolescentes, y en realidad, tampoco es algo que deba “solucionarse”, porque es algo que simplemente viven y que forma parte de su desarrollo psicológico normal.
Pero sí nos puede ayudar entender este fenómeno, identificarlo y, sobre todo, normalizar que nuestro hijo también pase por esta fase donde experimenta la audiencia imaginaria.
Otras ideas que nos pueden ayudar:
- Ayudarlos a relativizar las cosas, a desdramatizar y a ver que no son el centro del mundo (aunque sean únicos y especiales).
- Evitar reforzar, sin darnos cuenta, esa audiencia imaginaria; es decir, no estar siempre pendientes de sus fallos o aciertos, darles un poco de margen e independencia a la hora de tomar decisiones.
- No darles excesiva importancia a cosas que en realidad, no la tienen (aunque ellos se la den), como por ejemplo, que les haya salido un grano, que hayan dicho una frase mal.
- Ayudarlos a construir una autoestima sana, no únicamente alimentada por la opinión de los demás; ¿cómo? reforzando sus decisiones, dejándoles espacio para expresarse, identificando sus necesidades y cubriéndolas…
- Fomentar su autonomía y confiar en ellos, para que poco a poco, la opinión de los demás no tenga tanto peso.
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Por: Mariana Marroquin Ortiz
Equipo de redacción de Los Mejores Colegios