La semana anterior era titular en las noticias que la Corte Constitucional había derogado el artículo que imponía cadena perpetua para violadores o asesinos de menores de edad. Mientras oía la noticia una persona a mi lado comentaba que era un infortunio, y que el presidente debería hacer algo al respecto o el congreso.
Lo que manifestaba esta persona y comentarios semejantes en redes sociales, me generó una reflexión sobre el desconocimiento general de los mecanismos constitucionales de participación, los procedimientos al interior de las ramas de poder público y por supuesto del espíritu mismo de la constitución. Pero más allá de quedarme en el problema de la “ignorancia” y el populismo de este tipo de propuestas, mi interés se centró en una convicción que tengo y es la importancia de aprender sobre los valores que nos establecen como sociedad y que precisamente se establecen en la carta de 1991, y la importancia de reforzar la formación en ciudadanía que se realiza en los Colegios en la clase de competencias ciudadanas.
Las pruebas SABER, que abarcan desde 3º de primaria hasta el título tecnólogo o universitario, incluyen en sus criterios de evaluación la formación en Competencias Ciudadanas, que busca que nuestros niños y jóvenes conozcan y comprendan los elementos que subyacen en los derechos y deberes que tenemos todos los ciudadanos y habitantes del territorio colombiano. Ahora bien, que sea un requisito, no implica que, en muchos casos, esta asignatura no sea considerada un relleno o un complemento a las materias “importantes”, que usualmente tienen una carga horaria más o una dificultad mayor para el estudiante.
Mi posición, como he indicado antes, es que la formación en valores ciudadanos tiene una importancia capital en el proceso formativo. Entender que somos una sociedad democrática y los fundamentos del estado de derecho permite a los jóvenes comprender su entorno, su realidad y conocer la forma de realizar el cambio que tanto promulgamos en educación.
Esta formación cívica comienza en la relación con el otro, comprender y aceptar diferencias, en el debate público sobre posiciones personales, religiosas, políticas y muchas otras, sin que ello nos lleve a diferencias irreconciliables sino a puntos de encuentro, en la empatía, en reconocernos como individuos que pueden construir un consenso y convivir con puntos de vista opuestos sin que ello implique que no podamos convivir junto a otros. De igual forma esta formación nos permite comprender que los discursos que lleven a la discriminación del otro no pueden ser aceptados en una sociedad multiétnica y pluricultural, enmarcada en valores democráticos como los establecidos en la Constitución.
El ejercicio democrático en el colegio se ejerce cotidianamente, y se ve ensalzado en el gobierno escolar como muestra de los principios de representatividad, participación y control, de tal forma que la elección del consejo estudiantil y el personero son la ejecución práctica de ese conocimiento teórico de los valores democráticos que realizan nuestros estudiantes.
Pero más allá de quedarnos en esa elección de los mecanismos participativos escolares, que muchas veces se limitan a la votación, está el proceso formativo de los valores democráticos y los procedimientos que los garantizan. Conocer las funciones del presidente, el congreso y las cortes, al igual que los mecanismos de control (procuraduría y contraloría al menos) nos permite saber quién debe hacer qué para proteger nuestros derechos. Identificar los procedimientos que llevan a la aprobación de un proyecto de ley nos permite ejercer control político y veedor de quienes elegimos y su función. Identificar los mecanismos de participación popular nos confronta con nuestra responsabilidad en una democracia participativa, que no se limita al voto, sino que nos invita a crear, modificar, moldear o limitar el Estado que queremos.
Hay una queja general sobre el papel de los políticos, basta ver los índices de aprobación del presidente o el congreso en las encuestas, pero no hay consenso sobre nuestra responsabilidad tanto en la elección como en el control que ejercemos sobre aquellos que nos representan, que al fin y cabo son empleados de todos los colombianos y cuya función es servir no al electorado sino a toda la población colombiana.
La asignatura Competencias Ciudadanas más allá de limitarse a unos contenidos curriculares, es una invitación a comprender la realidad de nuestros estudiantes, de repensar el país como un todo, a entender la coyuntura que se desdibuja en los medios de comunicación y las redes sociales, a desarrollar un pensamiento crítico más allá de izquierdas y derechas, y a entender quiénes somos como construcción social de esta nación.
Por eso, en KSI se fomenta y desarrolla una educación en valores ciudadanos que inicia en la asignatura de competencias ciudadanas, pero no se limita a esta, sino que es un proceso vivencial que acompaña todas las clases en las que los alumnos pueden expresar sus desacuerdos con diferentes posiciones y son escuchados por sus compañeros y docentes, donde el disenso y el debate son algo cotidiano, donde se reconoce y valora la diferencia. Por eso el gobierno escolar tiene un valor esencial en la comunidad de tal forma que los representantes y las ideas de los estudiantes son tenidas en cuenta en el mejoramiento constante que hace parte de nuestra cultura y hace del Colegio “Great Place To Study”.
Además, KSI, como Colegio internacional, hace de este ejercicio democrático una práctica extendida a los valores cosmopolitas, ya sea en los intercambios o la participación en actividades a nivel local, nacional o internacional como modelos de Naciones Unidas, congresos o torneos deportivos. Los principios del IB están siempre presentes brindando la oportunidad de comprender otras culturas, costumbres y tradiciones, aprendiendo a aceptarlos y respetarlos como algo cotidiano.
Para más información de este colegio ingresa a: www.ksi-bogota.com
NOTA: Colegio KSI Bogotá-Knightsbridge Schools International es una institución privada, ubicada en la ciudad de Bogotá, mixta, bilingüe, calendario B, fundada en 2012. Su lema “Be all you can be” – “Ser todo lo que puedas ser”, evidencia su creencia en la grandeza y capacidad de todos los seres humanos. Tiene como objetivo formar ciudadanos globales que se conozcan, sean felices, desarrollen proyectos de vida que les brinden satisfacción, y que aporten a la comunidad.