¿Te estás volviendo una madre controladora? ¿Cómo averiguarlo? Lo cierto es que ser madre no es una labor sencilla, y es que a ninguna le dan un manual para hacerlo de la manera más “correcta”.
Como madres, nos toca tratar de resolver las situaciones que se presentan, dando lo mejor de nosotras mismas. Por otro lado, aunque quisiéramos hacer todo bien siempre, lo cierto es que en ocasiones puede complicarse un poco, y tampoco es necesario “hacer todo perfecto”, o tener el control, sobre todo, para ser las mejores madres para nuestros hijos.
Es fácil llegar a manifestar comportamientos de madre controladora, aunque solo tratas de hacer lo mejor por tus hijos. Pero esto, lejos de ser beneficioso para ellos, puede llegar a ser muy perjudicial para su sano desarrollo, lo que incluye su autoestima y autonomía.
Si sientes que puedes ser, o puedes estar convirtiéndote en una madre controladora, el hecho de que indagues sobre el tema es un buen indicio de querer mejorar tu bienestar y el de tus niños. Algunas señales que se relacionan a este exceso de control son:
- Necesitas saber dónde están tus hijos todo el tiempo, y qué están haciendo (incluso, cuando están en casa).
- Te sientes triste, e incluso deprimida, cuando notas que tus hijos no te piden ayuda o no te necesitan para hacer algo.
- Tratas de encargarte de absolutamente todo lo que se refiere a tu hijo.
- Usas frases como: “ya no me quieres”, “nunca me cuentas tus cosas”, “sé que te estorbo”, “no me tienes confianza”, etc., frases que de forma inconsciente implican una manipulación para que tus hijos se acerquen más a ti.
- Sientes celos de las otras relaciones de tus hijos (amigos, maestros, etc.).
- Sueñas con la vida que tienes planificada para tus hijos. Has pensado en todo su futuro y deseas más que nada que esto se cumpla.
Si te has identificado con una o más de estas señales, es momento de prestar atención a ello. Si lo necesitas, podrías incluso buscar ayuda de un profesional, que pueda guiarte en el proceso de conocerte mejor y saber porque te estás convirtiendo en una madre controladora.
No te sientas mal por esto, darte cuenta es un gran paso, y un avance significativo para convertirte en una mejor versión de ti misma como madre y como persona. Es importante identificar las conductas que podrían denotar este exceso de control en la crianza de nuestros hijos.
¿Qué sienten los hijos de madres controladoras? Las consecuencias del exceso de control
Tener una madre controladora no es fácil, y puede resultar muy abrumador para los niños, llegando incluso a afectar a su salud mental y desarrollo. Para empezar, ser muy controladoras afecta al desarrollo de la autonomía de nuestros hijos, al no dejarlos aprender a hacerse responsables de sus tareas cotidianas. Controlar en exceso a nuestro hijo puede dificultar su desarrollo y autonomía, y limitar su sentimiento de seguridad personal.
Dificultad para el desarrollo de otras capacidades
Y es que esto afecta en todos los niveles, no solo en lo trascendental. Estamos hablando, por poner un ejemplo, de una madre que todos los días ducha a su hijo y lo viste (esto sería lógico cuando son muy pequeños); pues bien, esto, lejos de ayudarlo a verse bien, está imposibilitando que desarrolle las habilidades necesarias para poder hacerse cargo de sí mismo.
Inseguridades y baja autoestima
Se pueden volver entonces niños con muchas inseguridades y baja autoestima, lo que afectará indudablemente en sus vidas y en la manera en la que se interrelacionan con los demás.
Adolescentes que buscan el control
Por otro lado, al llegar a la adolescencia, es muy común que estos niños se rebelen contra sus madres y busquen desesperadamente tener el control de sus propias vidas, pero al no haber desarrollado las habilidades necesarias esto puede ser muy complejo e incluso problemático.
¿Qué puedo hacer para evitar ser una madre controladora?
Lo primero que debes hacer es darte cuenta de que tienes tendencia a ser controladora. Una vez que lo hagas consciente, es momento de ahondar y trabajar en ello. Para esto, es importante hacer un proceso de introspección para comprender lo que te sucede y lo que te ha llevado a desarrollar estas características.
Introduce pequeños cambios y responsabilidades
También te ayudará empezar a hacer cambios en esas conductas de control (cambiarlas por conductas que denotan confianza en tus hijos y que estimulen su autonomía). Tranquila, puedes hacerlo poco a poco, con pequeñas cosas del día a día (por ejemplo, darles la opción de escoger su ropa, asignarles pequeñas tareas como preparar su mochila, poner la mesa, etc.).
Trabaja en tus expectativas: tu hijo no tiene que ser “lo que tú esperas”
Comprende que tu hijo es un ser independiente de ti, con sus propios gustos, decisiones y maneras de ver al mundo. No se trata de alguien que viene a ser una copia exacta de ti, o de alguien que viene a cumplir tus sueños frustrados o expectativas.
Identifica estas expectativas y asume que él no tiene por qué cumplirlas. Y, sobre todo, comprende a tu hijo y ámalo como a una persona diferente a ti. Trata de hacerte consciente de todo esto y evita tanto como sea posible el uso de frases de manipulación emocional. Esto puede llegar a ocasionar heridas emocionales en tus hijos y sabemos que eso no es lo que tú quieres.
Identifica qué rol como madre quieres reproducir realmente
Ocúpate en conocerte a ti misma, en amarte, aceptarte y sanar tus propias heridas de la infancia. A veces reproducimos roles que nuestros padres ya reprodujeron con nosotros y que no son adecuados; es importante que revisemos estos roles y las creencias asociadas a ellos.
De esta manera podrás identificar de forma más clara el rol como madres que quieres reproducir, además de que te sentirás más confiada, segura y feliz en tu crianza, y esto se va a reflejar en la manera en la que cuidas y crías a tus pequeños.
Lee el artículo completo en ¿Te estás volviendo una madre controladora? Cómo evitarlo por el bien de tus hijos
Por: Mariana Marroquin Ortiz
Equipo de redacción de Los Mejores Colegios
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