Ese Primer Corazón Partido

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La adolescencia es una etapa, no solo de muchos cambios y emociones intensas, también es una época en la cual suceden muchas cosas por primera vez.

Así es, es la etapa en que nuestro hijos se enfrentarán a todas esas “primeras veces”, y para nosotros también serán las primeras veces para ser testigos y acompañar esos procesos. Si hay algo que es muy cierto, validado desde el corazón y no desde la razón, es que quisiéramos evitar que nuestros hijos sufran. Y digo que es validado desde la emoción y no desde la racionalidad, pues todos sabemos que sufrir es parte de la vida y una de las formas más importantes para evolucionar y crecer, sin embargo, no por eso deja de dolernos cuando alguien cercano a nosotros pasa por malos momentos, y por supuesto, más aún si ese alguien es uno de nuestros hijos. Es más, muchas veces podemos anticipar esos sufrimientos, pero es nuestra tarea, acompañar más no intervenir o modificar el curso de las cosas que ellos necesariamente deben vivir.

Cuando nos referimos al primer amor, primera novia, primer novio, primer compromiso asumido ante la sociedad, es aún mucho más intenso que muchas de las otras experiencias. Es una forma más en que comprueban que ya tienen cierto nivel de madurez mental, física y emocional, que les permite envolverse con un mayor nivel de intimidad con alguien más. Así que cuando esa primera relación se acaba, quien es el “dejado” por la otra persona, conoce de cerca el dolor, la rabia, la tristeza, y cosas aún más complejas como tal vez sentir que no son suficientemente buenos y sentir además muy golpeada su autoestima.

¿Cómo ayudarlos?

Llega entonces el momento de tratar de ayudar y acompañar, y si bien es cierto que existen ciertos comportamientos generales determinados por el género, también es cierto que de nuestra parte la actitud debe ser igual. Las niñas seguramente harán de sus amigas su paño de lágrimas, repasarán la historia una y mil veces, tratarán de ver qué hicieron mal, por qué se terminó la relación, mirarán horas y horas fotos, releerán textos y recordarán… Los niños por su parte tenderán más a aislarse un poco, estarán más callados, más retraídos y probablemente más irritables. Lo cierto es que tanto niños como niñas, estarán buscando los recursos que conocen y tienen a su alcance para pasar por ese primer desamor.

Una buena forma de saber cómo actuar, es revisar nuestro pasado, nuestras experiencias y tratar de conectarnos con las vivencias de nuestra adolescencia, por remotas que nos puedan parecer. Basarnos en el sentido común y respaldados por la solidaridad de todo aquel que acompaña a alguien durante un periodo difícil podemos empezar a ver qué hacer, qué no hacer y cómo estar ahí.

Primero que todo debemos estar más pendientes, más cerca y facilitarles el encontrarnos por si en algún momento quieren buscarnos para hablar abiertamente del asunto.

Si nos buscan, ya hemos logrado el primer paso que es poder poner el tema sobre la mesa, pues también puede darse la situación de que no quieran contar nada, ni mencionar el tema por más de que sea evidente que su pareja ya no hace parte de su vida. En ese momento podemos preguntar si algo pasó o si algo anda mal. Esto dará paso a una respuesta, ya sea un simple monosílabo o algo más elaborado.

Cosas importantes

No restarle importancia:

Dejarles saber que nos interesa lo que les está sucediendo y mostrar respeto por sus sentimientos es primordial. Frases como “no es para tanto”… “ya vas a encontrar otra persona”… etc., son contraproducentes y probablemente harán que nuestros hijos empiecen a no querer compartir con nosotros lo que están sintiendo en realidad.

No hablar mal de los ex:

Una tendencia en la que podemos caer, en especial si por alguna razón no nos gustaba la pareja de nuestro hijo, es hablar mal de él o ella. Eso no solamente les dolerá e incomodará sino que además les mostrará algo que no quisiéramos que ellos hicieran en otras situaciones. Todo lo contrario, darles un refuerzo positivo tal como: …es una buena persona y en el futuro seguramente serán buenos amigos… les mostrará lo que es la nobleza de corazón.

No acosarlos:

Por más de que queramos estar juntos a ello para ayudarlos a sobrellevar la situación, posiblemente ellos necesitarán tiempo y espacio. Estar encima de ellos, preguntándoles a cada momento, cómo se sienten, lo único que logrará será agobiarlos. Será suficiente con dejarles saber que ahí estamos cada vez que nos necesiten, ya sea para hablar o simplemente para acompañarlos.

¿Y las redes sociales?

Internet es algo maravilloso, pero al mismo tiempo, exige a los jóvenes tener que lidiar con el tema de cómo manejar la privacidad de una forma que a nosotros jamás nos tocó. Un sabio consejo que sí les podemos dar en esos momentos, es tener un poco de calma y no estar a los tres minutos de haber terminado la relación, actualizando su estado por medio de todas las aplicaciones y redes posibles. Eso lo único que hará será generar una cascada de comentarios, preguntas y opiniones que muy probablemente lejos de ayudar solo les acrecentará su malestar.

Por último debemos recordarnos a nosotros mismos que eso es la vida, caer y levantarse, decepcionarse y volver a creer. Definitivamente sí es la primera vez, pero con seguridad no será la única ni la última.

Pasando la página

La culminación de una relación amorosa requiere un duelo, como todo lo que se acaba en la vida. El duelo es sano y necesario, pero una vez concluido un tiempo prudente, la vida debe seguir sin que la ruptura deje secuelas importantes. Una vez superado el duelo, se puede ver hacia atrás y aprender de lo sucedido:

Recordar los buenos momentos y las cosas agradables que se vivieron.

Entender que los noviazgos no son eternos. Se dan por que dos personas se encuentran en determinado momento y en unas circunstancias específicas que hacen que surja el enamoramiento.

Volver a destinar a los amigos, ese tiempo que antes se dedicaba a la relación.

Pasado el tiempo necesario, siempre pueden retomar la amistad. No hay razón para dejar de lado, ni para que la saquen por completo de sus vidas, especialmente si se tienen amigos en común. De lo contrario no son solo dos los afectados, sino que llevan a que cambie toda la dinámica de un grupo.

Tiempo y espacio son dos elementos importantes que deben tener para decantar sus sentimientos y asimilar lo sucedido. No debemos forzarlos a hablar, ni intentar sacarles información que no quieran compartir. Cuando se sientan preparados para contarnos, nos buscarán.

Redacción Los Mejores Colegios
Por: Paola Bermúdez