No solo la infancia tiene un gran peso en el desarrollo de una salud emocional equilibrada, la adolescencia supone, una época crítica en nuestras vidas. Tenemos que darle la importancia que merece al cuidado en el acompañamiento y, sobre todo, en las palabras que le dirigimos (y les dirigen) a nuestros adolescentes.
Veamos lo que expertos en psicología tienen para decir sobre la fragilidad emocional en los adolescentes:
Los adultos tenemos que ser muy cuidadosos con las palabras que les decimos a los adolescentes. Una mala crítica o una palabra hiriente puede causar un impacto muy negativo en ellos.
Mientras que en la infancia las palabras de mayor importancia para los niños son aquellas que reciben de sus mayores, en la adolescencia, se suman aquellas que les dedican sus amigos, sus compañeros de clase, sus hermanos y, hoy en día, aquellas que reciben desde las redes sociales.
La adolescencia es una época de nuestras vidas en la que la autoestima es extremadamente vulnerable, incluso, en los niños que más alta la tienen. Cualquier palabra o frase desplazada puede acabar formando una inmensa bola de nieve en la mente de un/a adolescente.
Esta fragilidad viene dada, entre otras muchas razones, por el hecho de que la adolescencia supone, debido a los continuos cambios físicos, mentales y emocionales, una época crucial para el desarrollo del “Yo”.
Los adolescentes son ególatras, se concentran en ellos mismos, pero no tanto por motivos egoístas, sino, más bien, porque esta es una época de importancia fundamental para la formación de la psiquis, de la autoestima y del pensamiento que va a formar la base de su Yo adulto.
En la adolescencia aparecen las dudas: ¿seré capaz? ¿soy válido? ¿le importo a alguien?
Aparece el pensamiento profundo, abstracto y la introspección: ¿qué hago aquí? ¿por qué he nacido? ¿la vida merece la pena? También se desarrolla la necesidad social de pertenencia al grupo de pares: quiero amigos, necesito amigos, ¿me quieren mis amigos? Y se muestra una extrema preocupación por el aspecto externo: ¿me corto el pelo? ¿me tatúo? ¿soy atractivo? ¿qué ropa me pongo hoy? A la par de todos estos cambios (y muchos más), aparecen enormes preocupaciones.
Los adolescentes cuestionan, pero también, se auto cuestionan intensamente, lo que los lleva a sufrir muchísimo cuando reciben críticas destructivas o palabras desagradables, que ponen énfasis en ridiculizar algún aspecto de su persona que, de por sí, ya les preocupa mucho a ellos.
Como adultos, tenemos una inmensa responsabilidad hacia nuestros jóvenes. Si tienes adolescentes a tu alrededor, recuerda hablarles siempre con respeto, sin críticas destructivas y sin mofarte de su aspecto, proyectos, ideas, etc.
Conoce el estudio completo en: Adolescencia: psicología para entender la fragilidad emocional de esta etapa
Por: Mariana Marroquín Ortiz
Equipo de redacción de Los Mejores Colegios