«La confianza debe ser enseñada y aprendida, es una destreza emocional que requiere juicio, atención vigilante, acción consciente; envuelve todos los intrincados aspectos de las relaciones humanas»
Hoy, 11 de julio de 2022 el clima entre nosotros vuelve a ser normal luego de una pandemia aparentemente superada de pausa, de pocas certezas, de inseguridades. Asuntos como la guerra en Ucrania, el alza del dólar, las protestas sociales en países aparentemente lejanos a nosotros que derrocaron presidentes, las redes sociales que replican noticias o perspectivas que incrementan el desasosiego mental, las voces que con recurrencia hablan de contracción y recesión, los cambios de gobiernos, la expectativa frente a la estabilidad laboral… En efecto, no son sencillos los tiempos y consecuente con ello surge la necesidad de acompañar a los niños y jóvenes no sólo en su logro académico. Ha de privilegiarse en nuestro criterio la formación en un escenario de confianza.
Para nuestros niños, rutinas que modelen estabilidad, encuentros con pares que permitan crecer en la certeza que la vulnerabilidad individual es acogida y fortalecida por un otro que no sólo asiste a clases y es desconocido. Confianza en que al llegar en la mañana veo los rostros de compañeros y amigos. Confianza en que las épocas de cambios abruptos son oportunidades de transformación que nos llaman a establecer compromisos férreos con la vida y con quienes les rodean. Confianza que asegura una fe en la propia valía, en que ninguno sobra y que nuestra presencia no es accidental y, muy al contrario, es esperanzadora para presentes y futuros en los que, en perspectiva de humanidad, creceremos unos y otros.
Para nuestras familias, la confianza en que las convicciones y la valía de padres e hijos en vínculos irrompibles se han de fortalecer en la prueba. Confianza en que los ausentes debido a su partida propiciada de forma impensada por la pandemia viven en nosotros en forma de palabra, recuerdo y acción. Que nuestros padres, madres, hermanos y familiares idos han dejado en cada uno un tributo de sentido para seguir viviendo y legando la posibilidad de una mejor vida para quienes nos preceden.
Para nuestros maestros, colaboradores y directivos, confianza en que pueden disentir, opinar, construir, crear e innovar. En que cada día, agotada la jornada, se pueda ver en cada rostro de los estudiantes a nosotros confiados la posibilidad de avanzar, el fomento de la curiosidad, el error como parte del acierto y la templanza del espíritu en la dificultad, el dolor o la ruptura. Hombres y mujeres dadores de esperanza, ejemplos de la posibilidad construyendo realidades diferentes. Será entonces éste nuestro manifiesto y nuestro mensaje.
1 Flores, F y Solomon, R. (2001). Building Trust In Business, Politics, Relationships And Life, Nueva York, Oxford University Press. Pag. 7
Liceo La Sabana