Conocemos superficialmente la vida, obras y palabras de Madre Pilar. Mucho más desconocido es el rico mundo interior de sus emociones, su pasión por las almas, por ayudarlas a ser grandes y bellas a los ojos de Dios. Aún más desconocido es el apasionante mundo de su psicología: mujer extraordinaria con rasgos de personalidad cristificada, madura en su fe, auténtica en sus expresiones humanas.
Pilarín, cariñosamente conocida por quienes la amamos y que de alguna manera nos identificamos con ella, centró las motivaciones de su vida en un pacto de amor con Quien ocupara para ella el lugar más apreciado y protegido en su corazón, su alma, sus pensamientos, sus mejores energías: Jesucristo el Señor. Él se constituyó para ella en la fuente de su inspiración para amar a las personas cual fuere su ascendencia y condición de vida, virtuosos o pecadores. Ese pacto de amor hecho con Cristo, le permitió descubrir en el rostro de las personas rasgos del mismo Cristo, a Quien había prometido amor eterno y auténtico aun en medio de las crisis de la vida: las enfermedades, las calumnias y la traición de sus más cercanos amigos.
Este pacto de amor y servicio a los más necesitados y a cuantos la solicitaran para orientarlos en medio de la oscuridad de sus vidas, nacía de un profundo convencimiento de la Presencia real del Señor Jesucristo. Ella logró percibir su cercanía, como cuando dos personas se aman y se sienten, se presienten, se piensan, se extrañan, se conectan con la mente y el corazón, a pesar de las distancias y de los momentos tensos que los pudieran alejar.
Pilarín logró ser fiel en tiempos de crisis. Fiel al Amor de su vida, al amor que ella quiso demostrarle con su vida, lo que para muchas personas incluyendo adolescentes y jóvenes, es un reto no difícil, sino inalcanzable en estos tiempos de crisis también. El libro del Deuteronomio 7,9 enseña que “El Señor tu Dios es Fiel, que cumple pactos por amor” y en Números 23,19 se afirma que “Cuando Dios hace una promesa la cumple”. De aquí que en Pilarín su amor y servicio a los hombres de su tiempo naciera de un auténtico pacto de amor con Quien no defraudó su fe y mutuamente respondieron con fidelidad.
Todos podemos cumplir promesas por amor y ser fieles a ellas, a pesar de las crisis, las dificultades e incoherencias de la vida. Dios estará de tu parte si lo que haces lo haces por auténtico amor.